lunes, 6 de junio de 2016

7- Gonden shield



7- Golden shield
24 de mayo
El día amaneció soleado. Pedí en la cafetería dos cachos de diferente pan por error, pensando que uno de ellos era una tortita de huevo. Ese resultaba difícil de masticar y era un poco insípido, mientras que el otro sabía a bizcocho y era blando. Comer esto con los palillos resultó bastante fácil: se ensarta el pan y se lleva entero a la boca. Me fijé por primera vez que en cada mostrador hay una serie de tiras de papel  indicando el nombre de los platos y el precio de cada uno, pero puesto que están escritos en chino sólo soy capaz de leer el precio y no sé cuál corresponde a cada comida.
Por la mañana llegó al despacho un alumno del Prof. Fei-Hai, de nombre Li Shao Ke (se lee igual que la palabra inglesa “sock”) y me acompañó a la comisaría de policía para tramitar mi permiso de residencia temporal. Su inglés es bastante malo, pero fuimos conversando de camino. Al llegar hubo cierta confusión y tuvo que llamar por teléfono varias veces al Dr. Bi-Cheng, que a su vez tuvo que llamar a mi hotel. Por lo visto ellos ya habían iniciado los trámites para el servicio de residencia, con lo cual habíamos realizado dos viajes a la comisaría para nada (había ido el sábado, junto con el Dr. Bi-Cheng, pero nos indicaron que volviésemos durante semana). Mientras esperábamos en la comisaría pregunté por los caracteres de un cartel y aprendí el de coche (“che”), que es como el número 4 encerrado en dos líneas paralelas, el de conducir (“kai”) y el de “no”, que según había aprendido el día anterior se lee “pu”. En el letrero ponía “si bebes no conduzcas”, o algo así. De camino otra  vez a la universidad me detuve a comprar fruta, un paquete de pepinos y dos naranjas, que costaron 15 yuanes.
A la hora de la comida pedí por señas un ala frita de pollo y unas tiras de color marrón, que yo suponía que eran algún tipo de seta. Costó 10 yuanes. Una vez en la mesa, el Dr. Bi-Cheng me preguntó qué creía que era la comida marrón. Me metí un pedazo en la boca, lo tragué, y respondí que debían ser setas. Me dijo que no, que era hígado de pollo. En un principio me confundí y creí que me estaba diciendo “vejiga de pollo” (“liver”), luego comprobé que era el hígado. Por lo visto aquí no suelen comer ese tipo de cosas, prefieren el arroz y los noodles. Por mi parte, me supo delicioso y vacié el plato. De hecho, y tal vez se deba a que llevaba ajo, ha sido la carne más sabrosa de las que he probado desde que estoy aquí.
Tuve por fin, desde que había llegado a la ciudad, una tarde sin salir del despacho. Planifiqué el diseño de mi experimento junto con el Dr. Bi-Cheng y me dediqué a revisar la bibliografía necesaria. A eso de las 17:30 fuimos a cenar junto con el Prof. Alpert. Mi cena consistió en arroz blanco junto con dos complementos: por un lado, cubitos de carne junto con tofu muy especiado con aspecto de carne al curry y pimientos picantes fritos; por otro lado, tiras de unas setas de color gris, que en un primer momento confundí con calamares, carne de cerdo frita, calabacín y algunas guindillas. Meterse una de aquellas guindillas en la boca, a sabiendas de que la lengua iba a quedar dormida por varios minutos, merecía la pena por el sabor. El precio de todo fueron 5 yuanes, muy barato.
De vuelta a la facultad, el Prof. Alpert comentó que había estado escuchando las noticias de EEUU por la radio, a través de internet. En las noticias hablaban del bloqueo a internet que usan en China, denominado “Golden shield”. Impide el acceso a google y sus derivados, facebook, twitter, instagram y el New York Times, entre otras cosas. Curiosamente, recordé haber visitado la página de facebook de la BFU mientras todavía me encontraba en España. Había fotos actualizadas, algunas de las cuales subían los alumnos. Por lo tanto, el bloqueo no debe ser invulnerable. Se puede saltar con un proxy, claro, pero si es para conectarse a una cuenta que requiere login, como Gmail o facebook, no le veo la utilidad. Sería usar una conexión anónima para luego anunciar tu identidad al proveedor de red local. Puede que sea inofensivo, o puede que no, en cualquier caso tontear con las leyes para publicar estados de facebook no me parece que merezca la pena el riesgo. La bahía pirata funciona perfectamente, a través de sus proxys. No esperaba menos.

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