17- Paseo en bici por Beijing
4 de junio
Había quedado con el Dr. Bi-Cheng y el Prof. Alpert en la
facultad a las 10 de la mañana. El plan era conseguir unas bicicletas para ir
hasta la Peking University, que tiene unos jardines enormes con varios lagos. Ya
sé lo que estáis pensando ahora, “¿Peking University?¿No querrás decir Beijing
University?”. Pues no, la universidad conserva el nombre antiguo de la ciudad,
el que los ingleses le pusieron hace años y luego cambiaron por Beijing, que es
el correcto. En España seguimos llamando a la ciudad Pekin porque somos así de
cabezotas, la palabra Pekin no significa nada mientras que Beijing, como
comenté en algún capítulo anterior, significa “capital en el norte” en chino.
Fui a desayunar a las 8:00, un bizcocho con revuelto de
verduras y sopa de arroz. Descubrí que no es necesario comer el arroz con los
palillos, resulta más cómodo beber directamente del bol, que es lo que hace
todo el mundo. Al salir del comedor fui a comprar algo a la tienda de enfrente,
pues habíamos convenido en almorzar en los jardines de la universidad. Compré
un paquete de bollos rellenos de mermelada por 5 yuanes. Una vez nos reunimos
en la facultad, comenzó una pequeña aventura para conseguir dos bicicletas para
el Prof. Alpert y para mí. Fuimos a los dos puntos del campus donde se pueden
alquilar, por un yuan al día (me pensaré alquilar una para ir a hacer la
compra, es muchísimo más cómodo que ir andando), pero ninguna nos convenció. El
Dr. Bi-Cheng realizó varias llamadas y consiguió que profesores conocidos suyos
nos prestaran sus bicicletas. Que conste que yo no andaba en bicicleta, mínimo,
desde hacía 8 años, cuando estaba en la ESO. Pero cierto es que una vez has
aprendido ya no se olvida cómo montar.
Salimos de la BFU casi a las 11:00. Al principio me
preocupaba un poco la idea de conducir entre el tráfico, porque Beijing es una
maldita jungla, pero el caos aparente encierra cierto orden. Por ejemplo,
puedes ir en bici por la carretera si el arcén está lleno de coches aparcados y
los coches que te quieren adelantar o bien pasan despacio o bien invaden el
otro carril. Llegamos a ir por una carretera de cuatro carriles, adelantando
autobuses que estaban recogiendo gente en las paradas; la verdad es que al
principio impresiona pero luego no es para tanto. Eso sí, en Beijing es muy
raro ver a alguien en bici o bici eléctrica que vaya con casco, nosotros no
fuimos la excepción a eso. Por si no lo había comentado antes, lo que al llegar
a la ciudad me parecieron motos (pue son idénticas a motos, con tubos de escape
y todo) son en realidad bicicletas eléctricas. Aquí las motos están prohibidas
debido a la contaminación. Es una medida útil, cambiarlas por bicicletas
eléctricas, siempre que la electricidad se produzca de manera limpia y no quemando
carbón fuera de las ciudades. Mucho me temo que eso es precisamente lo que
hacen.
Para llegar a la Peking University, que está a varios
kilómetros de la BFU, pasamos antes por la Tsinghua University (se pronuncia
“chinjuá”). Se trata de las dos universidades más prestigiosas de China, la
Tsinghua especializada en ingenierías y ciencias y la Peking en humanidades. No
son demasiado antiguas comparadas con las universidades europeas, la Peking se
fundó en 1898 y la Tsinghua en 1911. Ambas tienen un estilo arquitectónico
marcadamente europeo en sus edificaciones más antiguas, como las puertas de
entrada originales, que todavía se conservan. Antes de llegar a la Tsinghua
University tuvimos que atravesar un túnel bastante siniestro, con una bajada
muy empinada que tenía en el centro una rampa para bicicletas. Algunos
valientes se tiraban por la rampa con sus bicis eléctricas. El interior del
túnel estaba oscuro y cubierto de grafitis, que le daban un toque urbano. Desde
luego el sitio era ideal para ser pintado. Me hizo gracia ver uno de “You know
nothing, Jon Snow!”. Cuando regresábamos por la tarde y atravesamos el mismo
túnel me fijé en su función: las vías del tren pasaban justo por encima. De
hecho, un tren pasó sobre nuestras cabezas mientras lo atravesábamos.
Inquietante.
Al entrar en la Tsinghua University comprendí por qué se
rieron de mí al decir que la BFU me parecía enorme. En la Tsinghua hay largas
avenidas de dos carriles, con árboles a ambos lados, enormes parques con
esculturas y edificios por doquier. Al regresar por la tarde pasamos al lado de
una pista deportiva en la que se jugaba un partido de baseball (aquí es mucho
más popular que el football). De todos modos, he de decir que me gustó más la
Agricultural University of Wuhan, había más espacios verdes. Tras nuestro
pequeño paseo por la carretera de cuatro carriles llegamos a las puertas de la
Peking University. A una de las muchas puertas que hay. Allí tuvimos que dar la
vuelta y buscar un sitio donde aparcar las bicis, pues dentro de campus sólo
pueden ir en bici los estudiantes. Malditos elitistas…
Tras atravesar una pequeña zona con edificios, algunos en
construcción, llegamos a los jardines. Se trata de unos jardines imperiales que
datan de la época de la dinastía Qing (la última que hubo en China). En el
centro de los jardines hay varios lagos enormes (el mayor de los cuales se
llama Weiming, que significa “sin nombre”), con carpas de todos los colores y
alguna que otra tortuga. Al entrar pasamos al lado de la pagoda Boya,
construida en 1914, uno de los principales monumentos del campus. Alrededor de
los lagos había sendas para pasear entre los árboles, merenderos y
estatuas. En el parque se encuentra
también la tumba de Edgar Snow, célebre periodista estadounidense conocido por
el libro Una estrella roja sobre China, que relata la revolución comunista en
los años 30. Se ve que lo tenían en gran aprecio, para enterrarlo en los
jardines de la universidad.
Nos detuvimos a comer fruta en un merendero con mesas de
piedra. Por la tarde continuamos paseando por los jardines, que recorrimos casi
en su totalidad. En el lago Weiming hay un barco de piedra bastante curioso.
Los jardines pertenecían en parte al antiguo palacio de verano de la dinastía
Qing, que construyeron otro barco de mármol en el actual palacio de verano. El
punto común de ambos barcos es la base de piedra, que simboliza que la dinastía
Qing no se hundiría jamás (error), aunque el barco del palacio de verano tiene
encima una estructura de madera de dos plantas. Es una estructura bonita, había
gente sacándose fotos encima con la pagoda Boya de fondo. Alrededor del lago
también hay varios edificios de estilo tradicional, muy decorados. Encontramos
dos estatuas cerca del museo de la universidad (hay varios en el campus), una
era de Li Dazhao, uno de los fundadores del partido comunista chino, y la otra
de Cervantes. Tenía una pose muy caballeresca, con una mano sujetaba unos
papeles y con la otra el pomo de su espada. Hay un pequeño error histórico, ya
que una de sus manos estaba inmovilizada (tras la batalla de Lepanto, antes de
escribir El Quijote), pero eso es lo de menos.
Cuando estábamos regresando a la puerta por la que habíamos
entrado nos topamos con el “Arthur M. Sackler Museum of Art and Archaeology”,
que tenía una exposición de arte contemporáneo abierta durante el verano.
Debimos leer mal las fechas, porque parte del museo estaba cerrado al público,
aunque las salas de arqueología eran muy interesantes. Piezas de cerámica de
varios milenios de antigüedad conservaban sus colores gracias a que estaban
esmaltados, mientras que la cerámica pintada había perdido los suyos hasta
volverse casi blanca. Las piezas más antiguas del museo eran unas lápidas
cuadradas de piedra, con dibujos de flores en los laterales y caracteres chinos
rudimentarios en la parte central, que narraban la vida del difunto. Lo único
que pudimos ver de la exposición de arte contemporáneo fue un pasillo formado
por marcos luminosos torcidos, que causaba cierta sensación de opresión al
atravesarlo, y unos cubos en 3d pegados a la pared en los cuales se proyectaba
luz de diferentes colores. Supuestamente el pasillo simbolizaba el alma y los
cubos de colores el destino. No digo que el arte contemporáneo sea
objetivamente una mierda pinchada en un palo, no, pero a mí subjetivamente me
lo parece.
Volvimos a coger las bicis para regresar poco antes de las
16:00. En la puerta de la Tsinghua University que habíamos atravesado antes no
nos dejaron entrar con las bicicletas, así que dimos un rodeo y entramos por
otra. Fue una cosa bastante absurda, ya que dentro del campus no tuvimos ningún
inconveniente, sólo en esa puerta. Dimos varios rodeos para ver los edificios
del campus, que es más grande que el de la BFU. Volvimos a cruzar el túnel bajo
las vías del tren y de camino a la facultad paramos en el centro comercial,
donde compramos abundante fruta y un pack de cervezas negras. Son más
consistentes que la cerveza que se bebe aquí normalmente, que sabe a agua de
fregar y apenas tiene alcohol. Curiosamente las que compramos son de la marca
Seat Black Beer y tienen el logo de Seat. Sí, el de los coches. Yo compré un
kilo de manzanas por 6 yuanes y el Dr. Bi-Cheng media sandía por 5.
La cena consistió en arroz con una mezcla de vegetales y
carne. Al ser fin de semana había menos gente y menos variedad de platos. Al
terminar regresamos a la facultad y estuvimos trabajando hasta casi las 22:00.
Se me hace raro estar en la facultad un sábado a esas horas, pero no tenía otro
plan mejor. Además, la Dra. Hongli me envió el borrador de un paper de uno de
sus alumnos (o alumnas, porque ni el término “student” ni el nombre chino me lo
han dejado claro) de master, que estuve corrigiendo. Me encanta que me tengan
en tanta estima, supongo que lo hicieron porque mi nivel de inglés es mejor que
el suyo, lo cual se demostró a medida que leía frases con una construcción
bastante extraña. El trabajo era acerca de cómo la composición de sedimentos en
medios marinos puede alterar la distribución de algas macrófitas (algas
grandes) en el ecosistema, al beneficiar a unas frente a otras. Realizaron un
experimento de invernadero con cuatro especies de algas y tres composiciones de
sustrato. Me pareció muy interesante, estaba bien estructurado y documentado.
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