32- Hànyu bú tài nán
12, 13 y 14 de julio
Los días posteriores al experimento transcurrieron con
bastante tranquilidad. El jueves por la tarde fui al invernadero a regar las
plantas y comprobar que todo estuviera correcto. Las del tratamiento con Agasicles
muestran señales claras de daño en las hojas mientras que las de Planococcus
no, como era de esperar, ya que son insectos pequeños que
se dedican a chupar savia. La principal sorpresa me la dieron las plantas de
los tratamientos de daño simulado a las hojas, pues han crecido tanto que la
parte superior de las plantas no tiene daños en absoluto. El lunes les tocará
otra ronda de estrés.
El Dr. Bi-Cheng está estresado, más que de costumbre, hasta
el punto que hay días que se los pasa en el laboratorio tomando medidas de sus
plantas y no le veo el pelo. No hemos vuelto a coincidir a la hora de las
comidas desde que regresó a Beijing. No hay mal que por bien no venga, el
miércoles en el comedor conocí a un chino muy simpático que se sentó en mi mesa
y empezó a hablarme. No entendía demasiado de inglés y yo de chino todavía
menos (aunque eso va mejorando). Me regaló un paquete de té verde que llevaba y
me dijo que a ver si nos encontrábamos más a menudo, que va todos los días a
ese comedor. Con gente así de maja uno lleva mejor la soledad de vivir en el
extranjero.
La principal novedad esta semana ha sido que he retomado las
clases de chino con Wasson, tras una semana de pausa en la que él no estaba en
la ciudad. Al comenzar el mes de julio ha empezado a ir clases de español, una
paliza tremenda de seis horas al día.
Tendrá 40 días de clases intensivas y después un examen que, dice, es muy
estricto. No harto de tanta clase, todos los días quedamos dos horas para
practicar. Su nivel está mejorando a un ritmo sorprendente, ya pronuncia la ñ
aceptablemente bien. Me ha preguntado por películas españolas, para ver con
subtítulos y aprender vocabulario y familiarizarse con el acento. En su clase
el profesor les ha recomendado Ocho apellidos vascos, no sé si es una idea
terrible o brillante por el tema de los acentos. Le he dicho que se vea alguna
de El Quijote y Asesinos inocentes, que es la más moderna que he visto y me ha
gustado. Ahora que lo pienso, le diré que se vea todas las de Luis Tosar. O
mejor, las de Torrente.
El martes dimos la clase en mi habitación del hotel, igual
que las anteriores, pero los días siguientes fuimos a otro sitio mucho más
apropiado. Resulta que bajo el gran edificio de forma extraña que hay en el
campus (supuestamente es un árbol, según Aini) hay una cafetería-sala de
estudio a donde los estudiantes pueden ir gratis y echar allí el día. La sala
de estudio es fascinante, está decorada con plantas y tiene estanterías con
libros para leer, etiquetados como los de una biblioteca. Hay hasta un piano en
el que unas chicas estuvieron tocando El lago de los cisnes el jueves por la
noche y de fondo suena música relajante. Es un ambiente ideal para ir a
trabajar, a leer un libro o para que un español repita en voz alta una y otra
vez la misma frase en chino cometiendo todos los errores imaginables. No
obstante, poco a poco voy mejorando. Estoy aprendiendo palabras sueltas, que me
serán útiles cuando quiera formar frases complejas. También me empiezo a
familiarizar con algunos caracteres, aunque estoy centrando mis esfuerzos en
aprender a hablar chino más que a leerlo.
Las cosas que he aprendido en estos tres días son
principalmente frases cortas de uso común: España, español, buenos días, buenas
noches, hasta mañana, adiós, lo siento. Otras como “soy de España”, “¿habla
inglés?” o ”repítalo más despacio, por favor” las tengo apuntadas y espero
memorizarlas pronto. Me resulta muy difícil, debido a que hay que aprender
muchas sílabas a las que no les encuentro sentido. España se dice xi ban yá,
que es relativamente sencillo de aprender, pero “soy español” es wo shì cóng xi
ban yá lái de. La c de cong se lee “ts” y “de” se pronuncia “da”. Aparentemente
no hay una norma clara que explique cuándo una e se pronuncia como e y cuándo
como a. No tengo claro si mi nivel progresa de manera adecuada para el tiempo
que le estoy dedicando o me cuesta demasiado aprender cosas muy sencillas.
Espero tener una base decente en septiembre, cuando comenzarán las clases de la
escuela de idiomas y podré tomármelo en serio.
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