sábado, 9 de julio de 2016

29- Ciudad olímpica.



29- Ciudad olímpica
2 y 3 de julio
El sábado fue un día común, me levanté tarde y fui directamente a comer antes de ir a la oficina. Trabajé más bien poco, pero estuve repasando las sílabas en chino y algunos caracteres. Wasson se encuentra de viaje, por lo que estaremos varios días sin impartir clase alguna. El domingo fue bastante más provechoso, pues había acordado con Aini ir a visitar la ciudad olímpica, donde se celebraron las Olimpiadas del 2008. Aprovechando que estaba nublado pudimos ir por la mañana sin peligro de desfallecer por el calor. Cogimos un autobús enfrente a nuestro hotel, cruzando la carretera. El complejo olímpico se encuentra en línea recta siguiendo esa carretera, por lo que no tiene pérdida, pero la distancia a la universidad es de varios kilómetros. Como ya comenté en algún capítulo previo, los autobuses aquí son muy baratos, cuestan 2 yuanes si se paga en efectivo y uno si se paga con tarjeta. Aini intentará conseguirme una, dice que son muy prácticas tanto para ir en bus como en metro. El viaje a la ciudad olímpica duró un cuarto de hora aproximadamente.
En cuanto llegamos me quedé impresionado ante lo grande que era el complejo. Frente a nosotros, a unos 500m y con un río de por medio, se encontraban el estadio olímpico (el famoso nido) y la torre de comunicaciones que se utilizó durante los juegos. A nuestra espalda, a una distancia aún mayor, se levantaban cinco torres inmensas, una por cada anillo, que fueron construidas años después de los juegos. Fuimos dando un agradable paseo alrededor del nido y por los exteriores del estadio de deportes cubiertos y el edificio de los deportes de agua. Este último tiene una cubierta de plástico azul abombado, que imita el aspecto de burbujas y es una obra arquitectónica impresionante. Resulta más curioso que el entramado de vigas que rodean el nido, pues vistas desde cerca pierden parte de su encanto. Entre el nido y el edificio de deportes de agua hay un parque con estatuas que simbolizan diferentes deportes, aunque la mayoría son demasiado abstractas como para adivinar de qué deporte se trata. Fuera del estadio habían colocado la antorcha olímpica, la misma que se encendió en la ceremonia inaugural de los juegos.
A continuación pasamos frente a las cinco torres, que tienen una filigrana de vigas hacia su parte más alta que recuerda las ramas de un árbol, y nos dirigimos a un parque que se encuentra detrás y que forma parte del complejo olímpico. Se trata de un lago con barcos y una colina con rutas para hacer senderismo, que oculta numerosos parques y merenderos. Al ser domingo y hacer buen tiempo (entiéndase, nublado) había muchas familias pasando allí la tarde. Alrededor del lago había una barandilla con escalones para que los niños pequeños pudieran bañarse sin peligro de meterse demasiado en el agua. Estuvimos paseando hasta casi las 16:00, cuando cogimos el autobús para regresar al hotel.
Lo que más me gustó del día no fue el paseo por la ciudad olímpica, que estuvo bien y fue una visita interesante, sino la charla que tuve con Aini acerca de las diferencias culturales entre España, Pakistán y China. Creo que la principal es acerca de la mujer y las relaciones maritales. En Pakistán está prohibido mantener relaciones antes del matrimonio (debido al peligro de tener un hijo fuera del matrimonio, un “hijo ilegal” en palabras de Aini, y que nadie se quiera hacer cargo de él), pero debido a que la situación económica es bastante mala y es difícil encontrar trabajo (una vez te casas es obligatorio por ley darle dinero mensualmente a tu esposa así como una casa) muchas parejas jóvenes prefieren ignorar esto. No me quedó claro si es una prohibición de la ley islámica, de la ley del país o ambas. Las leyes de Pakistán tienen influencia islámica pero no son como las de Arabia Saudí, donde el código penal está sacado directamente del Corán. También es legal la poligamia, hasta un máximo de cuatro esposas, pero las cuatro deben ser tratadas igual. Es decir, tienes que pegarles cuatro casas y dinero mensual a las cuatro. Suena muy bien eso de tener un harén, pero en la práctica muy poca gente puede permitírselo. Está pensado por si la primera mujer no da al hombre hijos varones, para que este pueda tener descendencia con otra (lo cual a día de hoy se sabe que es un concepto erróneo, pues el cromosoma Y sólo se puede heredar del padre, no de la madre). Sin embargo, la primera esposa tiene que consentir que el marido tenga más esposas. Respecto a si la mujer puede trabajar o no, eso depende del marido. Por una parte él tiene que consentir que la mujer trabaje, pero si ella no trabaja él tiene que pagarle mensualmente. Por lo tanto, con el transcurso de los años y el empeoramiento de la situación económica en el país, ahora es más habitual que ambos miembros de un matrimonio tengan trabajo.
En China o Pakistán las relaciones son mucho más tradicionales que en España. Por ejemplo, y esto es algo que yo sospechaba pero Aini me dejó claro con un ejemplo, si aquí le dices a una mujer “oh, eres muy guapa” automáticamente piensa que la quieres tratar como a una prostituta. ¿Qué cuál es la diferencia? Pues hasta ahí ninguna, el caso es que en España eso se ve con normalidad pero aquí no. Aquí no son normales las relaciones cortas, lo que las mujeres buscan es alguien con quien casarse, no ir cambiando de novio cada seis meses. No digamos ya relaciones de una noche, que es algo inconcebible en su cultura. Cuando Aini comenzó a preguntar por los matrimonios y divorcios en España (en Pakistán también son legales, cosa sorprendente) vi por dónde iban los tiros. Se está pensando  ir de viaje a España en un futuro. Le expliqué que allí ni es necesario casarse para mantener relaciones ni se tiene que preocupar por buscar novia, que puede tener una cada noche y no hay ningún problema. La palabra clave en el ambiente universitario español es “botellón”, que significa “big bottle”.  No tengo claro el éxito de un pakistaní treinteañero ligando en España, pero la cuestión es intentarlo.
Aproveché para preguntarle por la relación entre la India y Pakistán, porque me sonaba que era bastante tensa. Me explicó que los musulmanes habían conquistado todo el territorio siglos atrás, pero en la India parte de la población era hindú, lo cual causaba roces debido a diferencias religiosas. En palabras de Aini, “ellos dicen ser hijos de la vaca, pero a nosotros nos gusta comer vacas y ellos se enfadan cuando les cortamos el cuello”. Cuando los ingleses invadieron la zona, musulmanes e hindúes se pusieron de acuerdo para enfrentarse a su nuevo enemigo común. Una vez libres del yugo británico (y desconozco el contexto exacto) ambos países se separaron. La mayoría de pakistaníes eran musulmanes y la mayoría de indios eran hindúes, por lo que la situación de ambos colectivos mejoró. Sin embargo, los enfrentamientos continuaron. El punto álgido de esto ocurrió en 1971, cuando en la parte este de Pakistán (que para ellos es la que está hacia la India, no hacia el Tibet) intentó independizarse y hubo una guerra civil con tintes de genocidio en la que murieron varios millones de personas. Muchos millones se refugiaron en la India, pero la situación era tan insostenible que en la India se prepararon para una guerra. A los militares pakistaníes no se les ocurrió cosa mejor que hacer que atacar por sorpresa varias bases aéreas de la India para disuadirlos de entrar en la guerra. Como resultado, dos semanas más tarde Pakistán firmaba una rendición incondicional en la que fue una de las guerras más cortas y desproporcionadas de la historia. La India contaba con apoyo y material de la URSS mientras que Pakistán contaba con el beneplácito y material de los EEUU y otros países árabes. Véase, chatarra. El resultado del conflicto fue que la zona de Pakistán más próxima a la India se independizó y dio lugar a Bangladesh. Parece un país pequeño e insignificante, pero tiene varias veces la población de España (Pakistán por su parte tiene casi 200 millones de habitantes a día de hoy, tampoco es un país pequeño). Pakistán perdió casi la mitad de su población como resultado de la guerra y la economía nunca volvió a recuperarse.
Una vez en el hotel me tiré en cama a escribir y leer, salí de la habitación únicamente para ir a cenar. Espero que esto siente un precedente y vayamos a hacer algo de turismo cada fin de semana, Aini parece encantado con la idea, aunque a la mayoría de sitios interesantes ya ha ido. El próximo fin de semana comentó que podríamos ir a la Gran Muralla. Me entusiasma la idea.

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